domingo, 9 de septiembre de 2007

Mirador Internacional


En Corea, la paz que no llega

Por Fernando Ugalde Pérez (*)

Dividida en dos desde hace 54 años, la Península de Corea es territorio de contrastes. Mientras el sur disfruta de los aparentes beneficios del capitalismo impulsado en todo el mundo por Estados Unidos, el norte parece continuar estancado bajo un régimen comunista que perdió su principal respaldo al desaparecer la Unión Soviética en 1991.

Pese a que el cese al fuego entre Corea del Sur y Corea del Norte fue firmado en 1953, la tensión y la amenaza de un nuevo conflicto armado han estado presentes durante más de cinco décadas con la presencia de miles de soldados en cada lado de la frontera y la falta de disposición de los gobiernos de ambos países para encontrar una solución definitiva.

Sin embargo la situación parece haber comenzado a dar un giro trascendental desde principios de agosto, cuando se anunció una histórica reunión entre los gobernantes de las dos Coreas: Roh Moo-Hyun del Sur y Kim Jong-il del Norte.

El objetivo -según fuentes gubernamentales citadas por la agencia sudcoreana de noticias Yonhap y la norcoreana KCNA- sería avanzar en la búsqueda de acuerdos que faciliten la pacificación de la Península.

El encuentro, apenas el segundo de alto nivel entre ambas partes desde el fin de la Guerra Coreana (1950-1953), estaba programado para el 27 y 28 de agosto, pero fue aplazado para principios de octubre debido a las inundaciones que causaron centenares de muertos y miles de damnificados en Corea del Norte.

Mientras tanto, para atender la emergencia el gobierno sudcoreano envió toneladas de ayuda humanitaria a su vecino del norte y con ello, así como con el reciente acuerdo para que los ferrocarriles vuelvan a cruzar sin restricciones la frontera, quedó evidenciado que los lazos bilaterales comienzan a establecerse.

La guerra en Corea, que dejó más de 54 mil muertos en tres años y terminó sin un vencedor, no fue más que una lucha de poder entre las dos ideologías políticas que después de la Segunda Guerra Mundial trataron de imponerse en el mundo.

Estados Unidos y la Unión Soviética derrotaron juntos al nazismo de Adolfo Hitler en Alemania en 1945, pero años después comenzaron un conflicto indirecto denominado Guerra Fría durante el cual apoyaron a sus simpatizantes capitalistas y comunistas, respectivamente, en diversas regiones del mundo.

Corea y Vietnam son los dos casos más representativos de esa rivalidad que a la larga sería ganada por Estados Unidos, con la consolidación de su poderío económico y posicionamiento como principal potencia mundial.

Aunque los avances para alcanzar una paz definitiva en la Península Coreana parecen ser significativos, aún queda un largo camino por recorrer debido a que no están en juego sólo los intereses de los coreanos del sur y del norte, sino también de Estados Unidos y Rusia (heredero natural de la Unión Soviética), cuyos actuales gobiernos no querrán ceder ni un sólo centímetro que tierra por la que lucharon hace cinco décadas sus compatriotas.

Una vuelta al mundo

Así las cosas, mientras los coreanos intentan definir su futuro, en Estados Unidos George W. Bush se queda cada vez más solo en su política guerrillera con la renuncia de su procurador, en Cuba Fidel Castro se prepara para regresar al poder y acallar a sus opositores que lo daban por muerto, y en Perú el gobierno de Alan García hace como que apoya a los damnificados por el sismo, pero lo hace al estilo de Calderón con los afectados por el huracán Dean: se toma la foto y se va.

(*) El autor es editor de información internacional en la Agencia Mexicana de Noticias (Notimex).

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