domingo, 14 de octubre de 2007

Mirador Internacional


Fraude al estilo mexicano en Costa Rica

Por Fernando Ugalde Pérez (*)

Los costarricenses acudieron a las urnas el pasado 7 de octubre, pero no para elegir a su nuevo presidente, sino para votar en un referéndum a favor o en contra del establecimiento de un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre su país y Estados Unidos.

El acuerdo ya había sido suscrito en 2003 por el gobierno de Costa Rica, pero la presión de miles de personas que salieron a las calles para rechazar el acuerdo comercial obligaron al gobierno del presidente Oscar Arias a convocar a una consulta popular sobre el tema, la primera en la historia del país centroamericano.

Durante meses todas las encuestas ubicaron a la opción del NO con una clara ventaja sobre el SÍ que parecía inalcanzable y las manifestaciones convocadas por el Movimiento por el NO eran cada vez más numerosas en la capital San José y en las principales ciudades.

Miles de costarricenses entre los que sobresalían obreros, campesinos, estudiantes y amas de casa, la mayoría sin ser miembros de algún partido político, tomaron las calles con la seguridad de que su país se convertiría en el primero del mundo en rechazar un TLC con la máxima potencia mundial. El resultado final: 51 por ciento SÍ, 48 por ciento NO. Todo un fraude al estilo mexicano.

Con los mismos trucos que la mafia de la política mexicana empleó para impedir el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en 2006, en Costa Rica el gobierno, los empresarios y las televisoras violaron las leyes electorales y lograron su objetivo de entregar su riqueza nacional a las ambiciones de la Casa Blanca.

Como si fuera Vicente Fox proponiendo cambiar de jinete pero no de caballo, Oscar Arias llenó las pantallas televisivas de spots destacando las supuestas ventajas del TLC y se gastó el dinero público en la promoción del SÍ.

Como si del Consejo Coordinador Empresarial mexicano fueran miembros, los hombres de negocios costarricenses lanzaron una campaña de miedo alertando sobre el peligro que representaba para la economía familiar el rechazo al acuerdo comercial.

Realizando una imitación de López Dóriga, Javier Alatorre, Ferríz de Con y demás voceros electrónicos, los conductores de noticieros en Costa Rica censuraron las opiniones de los promotores del no y se dedicaron a atacarlos con sus comentarios.

Unidos por el SÍ, los poderes que quieren más poder dividieron a la sociedad costarricense como nunca antes y generaron un clima de tensión previo al día de la votación.

Estas acciones parecían suficientes para comparar la más reciente elección presidencial mexicana con el referéndum costarricense, pero ¡oh sorpresa!, faltaba la cereza del pastel: el Tribunal Supremo de Elecciones (el IFE de allá) hizo caso omiso de los reclamos opositores sobre las irregularidades y sus exigencias de recuento de votos, ratificó los cuestionados resultados y consumó un monumental fraude que causará enormes daños a la población durante los años por venir.

Una vuelta al mundo

Mientras en Costa Rica la impotencia hace presa de quienes votaron contra el TLC, en Estados Unidos crece la expectación sobre una posible candidatura presidencial de Al Gore (derrotado mediante fraude por Bush en 2000 y recién premiado con el Nobel de la Paz), en el surasiático Myanmar los militares se aferran al poder que tomaron en 1963 con un golpe de Estado y disparan a quemarropa contra los manifestantes y la prensa internacional, y en Colombia el presidente Alvaro Uribe se niega a dialogar con las rebeldes FARC y obstaculiza los intentos de su homólogo venezolano Hugo Chávez para mediar en el conflicto más largo de América Latina.

(*) El autor es editor de información internacional en la Agencia de Noticias del Estado Mexicano (Notimex)

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