domingo, 18 de noviembre de 2007

Política Nacional

Foto: Periódico Uno más uno

Tabasco: ¿Negligencia, agandalle o advertencia?

Por Néstor Leandro Hernández (*)

Más de 1 millón 200 mil damnificados y millonarias pérdidas fue el saldo de las inundaciones que arrasaron con el 70 por ciento del Estado de Tabasco y otro tanto de Chiapas, pero lo que sin duda alguna llama la atención no es la tragedia en sí, sino que siga presente la muy desagradable costumbre de la sociedad mexicana, y muy en especial de nuestra acomodada clase política, de que a pesar de las malas condiciones en que se encuentra la población y más que buscar salidas a la emergencia en ese Estado, se busquen espacios mediáticos para lucrar con la tragedia. Las cosas no cambiarán.

¿Acaso no le da vergüenza a Fidel Herrera, gobernador de Veracruz; a Enrique Peña Nieto, del Estado de México; a Marcelo Ebrard, del Distrito Federal, al mismísimo Andrés Manuel López Obrador, o a los generosos legisladores federales colgarse de la tragedia y desgracia que miles de tabasqueños están viviendo desde hace más de dos semanas y que quién sabe cuando se estabilice? Especialistas aseguran que se necesitarán un par de semanas o tal vez dos meses para que se estabilicen las aguas de la región y levantar las alertas sanitarias… la reconstrucción años.

Si hay algo tan reprobable como los saqueos a los domicilios y a los comercios afectados de la región, es la sarta de acusaciones que funcionarios de distintos niveles de gobierno y líderes de opinión han mantenido en tono de reclamos y deslindes de responsabilidades; esto obviamente para mantener un rating electoral y sobre todo mediático que brindan los micrófonos y cámaras de los medios de comunicación presentes en el lugar de los hechos y que aprovechan muy bien algunos.

Andrés Granier, gobernador de Tabasco, demandó a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) el cierre inmediato de la presa Peñitas para que bajara el nivel de las corrientes; la CFE se deslindó de la responsabilidad al señalar que dicha presa sólo aportó tres por ciento del total del agua que anegó la superficie tabasqueña; la Conagua dio explicaciones confusas y contradictorias sobre la realización del Programa Integral Contra Inundaciones; el ex gobernador Manuel Andrade culpó al Congreso de la Unión de no autorizarle recursos suficientes para un plan anti-inundaciones; el titular del Ejecutivo, Felipe Calderón se pronunció contra los protagonismos cuando es el primero en hacerlos, y López Obrador denunció ante la PGR a los exgobernantes Salinas, Zedillo y Fox por no impulsar un plan hidráulico para Tabasco… cosa que debió haber denunciado cuando fue Presidente del PRD en Tabasco y que nunca se atrevió ni mucho menos impulsó en el Congreso local de ese Estado.

Las responsabilidades morales, políticas, administrativas o penales que han salido a relucir son de tal magnitud que exigen una tarea monumental pero imprescindible, de esclarecimiento, de deslinde de culpas y de imposición de sanciones. La tragedia se pudo haber evitado como lo afirma el estudio de la ONU, con un presupuesto adecuado y obras mínimas, pero ni esas molestias se tomaron.

Después de 70 años de priato y de un sexenio lleno de alegre foxismo, no se puede ser tan ingenuo para desconocer que los grandes desastres nacionales en nuestro país sirven para que los políticos y funcionarios protagonicen sus propios reality shows y los medios organicen melodramáticos big brothers.

¿Negligencia de la clase política para evitar catástrofes? Sí... ¿Agandalle de los empresarios extranjeros para no dejar desembocar las presas y no dejar de producir electricidad a sabiendas del mal clima y de que las presas y ríos se podrían ver superadas por el frente frío? Sí… ¿Advertencia de la naturaleza ante un cambio climático inminente y que cada vez se tiene que tomar más en serio? Sí.

¿Y qué va a pasar cuando los odiados medios de comunicación dejen Tabasco? Ya no podremos criticarlos por su énfasis en esas historias humanas que a veces nos dejan los ojos llenos de lágrimas. Ya no podremos cuestionar a los conductores de los principales noticiarios por el protagonismo de estar transmitiendo desde el lugar de la tragedia. Pero entonces se correrá un riesgo mayor: el de que el desastre deje de interesar al país en un momento en el que el trabajo fundamental de reconstrucción del estado no habrá ni siquiera empezado.

Los medios de comunicación tienen la atención muy corta. Esto no es una perversidad, como alguien podría pensar, sino parte de la naturaleza. Los medios, después de todo no son más que un espejo de la atención de las personas. Y no hay historia, más que la propia, por trágica o venturosa que sea, que pueda acaparar la atención de la gente por tiempo indefinido.

La intensa cobertura de los medios de comunicación sobre la tragedia en Tabasco, ha generado, como en otras ocasiones, una oleada de solidaridad de los mexicanos en todo el país e incluso de naciones extranjeras hacia los damnificados. Toneladas de despensas han sido arrasadas por vía terrestre y aérea a la zona afectada. Pero la situación tenderá a empeorar en las próximas semanas. Llegará un momento en que los conductores de radio y televisión y los enviados especiales de los periódicos tomarán aviones para regresar a la Ciudad de México. Atrás quedarán solamente los corresponsales de siempre. Las notas se irán haciendo más pequeñas y ya no estarán en el primer bloque del noticiario o en la primera página del diario. La normalidad regresará porque eso es, precisamente, lo normal.

Dentro de algunos meses, de hecho, veremos surgir de manera inevitable las primeras notas sobre cómo los compromisos de ayuda en el momento del desastre se han ido olvidando. En un año veremos, sin duda, reportajes que nos recordarán la tragedia y que nos permitirán ver que muchos de los damnificados siguen sin reconstruir su vida. Pero unos días más tarde, los medios estarán prestando su atención a otros temas y a otras crisis. Las cosas, desgraciadamente, no cambiarán.


(*) El autor es egresado de la licenciatura de Periodismo y Comunicación de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM. Se ha especializado en periodismo electrónico; coordinador de invitados y de información desde 2003 del noticiario radiofónico “En los Tiempos de la Radio” conducido por Oscar Mario Beteta en Radio Fórmula, ha sido también reportero en la Agencia Detrás de la Noticia de Ricardo Rocha y en el noticiario cultural “Radio UNAM Informa” en el 96.1 de FM, donde también fue productor. Asistente de producción por un breve tiempo en “Monitor de la mañana” al lado de José Gutiérrez Vivó, también ha incursionado en medios escritos como colaborador en la redacción del diario El Sol de México.

1 comentario:

Melisa Valero dijo...

Estoy complemetamente de acuerdo, en lugar de gastar dinero en spots donde CAlderón hace llamados a la solidaridad del pueblo mexicano, debería de estar solucionando, me niego a contribuir y seguir enriqueciendo a los empresarios comprando productos de primera necesidad que quien sabe si van a llegar a los damnificados, se debería de obligar a los dueños de Bimbo, Nestle, Coca cola, etc a mandar una parte de su producción o por lo menos bajar los costos para los que vamos a enviar sus productos. Es terrible, en algunos CETIS y prepas públicas obligan a los alumnos - que no tienen dinero- a llevar cosas para los damnificados a cambio de subirles calificaciones. (¡!)