Foto: InfolatamPor Néstor Leandro Hernández (*)
El peligro es inminente. El Plan Puebla Panamá (PPP), la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN) y ahora la llamada Iniciativa Mérida, que es un símil del Plan Colombia, son un cóctel explosivo que terminará por minar la soberanía mexicana.
Los cuerpos militares de nuestro país quedarán reducidos a simples células policíacas, permitiendo así que cuando Estados Unidos y su ejército quiera apropiarse de nuestro territorio y de las fuentes energéticas como el petróleo y el gas, no le cueste ningún trabajo hacerlo.
La firma de este “compromiso político-militar y de seguridad, que no tratado binacional”, que los presidentes Felipe Calderón y George W. Bush nos endosaron a los mexicanos con el nombre de Iniciativa Mérida, podría resumirse en un epitafio que diga: “Aquí yace la soberanía de un país que se vendió por mil 400 millones de dólares; porque es sabido que en el mercado el que paga manda”.
Y más aún, con el pretexto de que no se trata de un convenio de carácter internacional, se le quiere pasar “de contrabando”, impidiendo así que el Senado mexicano lo controle. Será, para Estados Unidos, igual que pasó en un país sudamericano con el Plan Colombia, un negocio redondo para el mercado de las armas que nos venderán los estadunidenses.
Para nuestros vecinos del norte la idea central de todo lo antes señalado es que se pueda homogenizar el caudal legal de nuestro país con el suyo, con el propósito de que a los narcotraficantes, indocumentados e integrantes de grupos políticos disidentes se les coloque en la escala de terroristas.
El escenario apunta catastrófico, y con esto, el gobierno calderonista se encamina hacia la conformación de un Estado autoritario, que busca fincar su hegemonía en el poder de las armas, en su Ejército, pero siempre bajo el manto protector de Estados Unidos.
No se deben permitir las “actitudes dictatoriales” para privilegiar a una nación como Estados Unidos, pues con la Iniciativa Mérida se puede pervertir el destino de una institución tan importante como es el Ejército Mexicano. Se debe tener mucho cuidado en no permitir que, bajo el pretexto de la lucha contra la delincuencia organizada, se deriven actitudes dictatoriales y se pervierta el destino del Ejército Mexicano.
El Plan Mérida es una propuesta que pone en tela de juicio la rectoría del Ejército Mexicano en materia de soberanía nacional, ya que al amparo de este convenio elementos del Ejército norteamericano podrán, eventualmente, establecerse en territorio nacional, aun cuando lo haya negado la canciller mexicana, Patricia Espinosa.
(*) El autor es egresado de la licenciatura de Periodismo y Comunicación de
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