domingo, 16 de marzo de 2008

Nuria Gallardo y el Red Bull

Nuria Gallardo y el Red Bull

Por Danny Heksolson


“Cuando todo sea negro negro,

ya no existirá el amor,

ninguna emoción será guardada,

ni el placer, ni el dolor…” -D.H.


Atardecía en la plaza central y Nuria Gallardo esperaba sentada bajo el sol con sus rayos anaranjados que le cubrían el rostro… ese rostro tan terso y esa mejilla tan blanca y exquisita que aún puedo saborear, una delicia.

Ella me esperaba y a mí me gustaba verla esperando, sobretodo cuando comenzaba a desesperar e insistía en mirar el reloj con sus hermosos ojos castaños; no era la primera vez que me detenía a espiarla unos metros alejado y perdido entre la multitud de la plancha central. Era tal vez de mal gusto, pero me excitaba contemplar cómo pasaban viejos y le veían las piernas, porque también sus piernas eran un agasajo, firmes y torneadas como debe ser en una mozuela de su edad pues decía que tenía 19, yo le calculaba 25, buenas nalgas pero pocas ubres (con perdón). Algunos señores hasta le decían cosas y ella se desesperaba aún más, hacía ademanes ansiosos, divertidos de observar; se tocaba el cabello que brillaba con los rayos solares, movía la cabeza de un lado a otro y su bella cara se fruncía de vez en vez, y esa vulgar obsesividad por el reloj.

Ya antes le había preguntado a esta niña fresa qué le incomodaba más: salir sin automóvil, esperar a alguien o que la dejasen plantada, y yo sabía perfectamente que a Nuria Gallardo le molestaba todo eso en conjunto, pero nunca tardé más de quince minutos en observar su exquisita figura desesperarse. Hasta eso no la hice sufrir mucho en esos momentos.

Cualquiera que haya sido el idiota que había cogido con Nuria Gallardo, lo había hecho para variar mal, tomándola como un vil instrumento de su propio placer y olvidándose de su feminidad que ella entregaba ¡ja ja ja! Perdonen ustedes, pero me da risa lo plasta que era en la cama. ¿De sexo oral? Ni hablar, era de las que se asqueaban, el imbécil de su primer novio, y quien ella decía haber sido su único amante, le había eyaculado en la boca en su primera oportunidad tras durar unos segundos y esto la traumó y la asqueó, aparte de que le resultó muy doloroso su primer coito propiamente. Hube de drogarla un poco, no, no se asusten, la drogué levemente con algo legal que a mí me molesta, el tequila, pero que a ella la desinhibió bastante como para dejarse llevar, ambos alcanzamos un precioso orgasmo juntos, inolvidable, no es mi estilo ahondar en detalles, sólo les diré que recuerdo su excitación cuando mugí como toro.

Luego nuestros escapes en su auto; una vez a Puebla y de regreso pisaba el acelerador a fondo para intimidarme por haberle escrito un poema a otra mujer que era mi madre ¿se imaginan? y le llaman a uno loco. Bueno, esa vez terminamos estampados en el montículo de arena que viene al final de la ruta diseñada para los autos que se quedan sin frenos por mera diversión. La niña fresa había salido un poquito del mundo en el que su padre la llevaba a las corridas de toros en la Plaza México de Insurgentes, aunque ella nunca reparó en ello, es más, incluso lo admiraba (a su padre); le gustaba la fiesta, se pasaba las tardes de sábado frente al televisor con él admirando las faenas de los matadores de toros actuales. Para ser honesto, eso del Red Bull fue mera analogía.

Pero volvamos a la plancha de la Plaza de la Constitución, como dije, atardecía y yo ya tenía todo listo y hasta ensayado para semejante día tan especial. Después de mi ritual de observación para con esta fémina, me dispuse a llegar con ella y fui recibido con un muy emotivo beso en la boca, lo cual me erizó los cabellos de emoción al imaginar lo que vendría; nos encaminamos al subterráneo, que ella odiaba, pero que ya para ese momento parecía no importarle, ya le urgía un “estoque”.

Cuando llegamos a la terminal tomamos el tren ligero y luego salimos para tomar un taxi, aún lejos del lugar elegido: esta vieja casa abandonada a las afueras de la esperanza que confieso quizás haya sido algo muy burdo e indigno de mi obra rayando en lo vulgar, pero tampoco era la idea que todo fuera tan bonito aunque finalmente lo fue, sí que lo fue; y también muy plástico. Contemplen la escena; yo aún puedo oír sus gritos y ver sus ojos desorbitados y su mueca desencajarse, eso simplemente no tiene precio, lo demás a esta hora ya lo saben hijos de puta, ¡ja ja ja! disfrútenlo como disfrutan la fiesta brava, ¿Quién seguirá? Depende de la temporada, Muuuuuuuuuu -El Red Bull-

… La cuartilla fue dejada en la escena del horrendo crimen, el cuarto estaba lleno de sangre y vísceras en las paredes, había una cabeza de toro con la que se presume se torturó el cuerpo de la víctima porque tenía plasma en los cuernos, aparte de múltiples objetos cortantes que se usan en la fiesta brava, todos usados con la joven por el retorcido mental; había cuerdas con las que presuntamente arrastraron el cuerpo de la víctima como si fuese vaca en rastro a cuya cabeza le faltaba una parte de la cara; la mejilla derecha. No quedó un cuerpo humano como tal, sólo retazos con hueso en masa sanguinolenta.

Al padre de la víctima, el famoso exmatador de toros Valente Gallardo “el artista”, le llegó la devastadora noticia en un paquete de video, según sus trabajadores, quienes dieron aviso a las autoridades, y desde entonces cayó en una crisis nerviosa severa. La policía no ha revelado el contenido del mismo al cierre de esta edición, pero por lo pronto, la Plaza México ha suspendido su temporada grande por obvias razones.

La ciudad de la esperanza. Enero 2008.

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